LUNES 17 DE AGOSTO DE 2009
Dejamos la costa del Egeo por un día y nos dirigimos hacia el interior. Tenemos intención de visitar Afrodisias (Aphrodisias) y Pamukkale, así que toca madrugar, porque son bastantes kilómetros: unos 450 entre ida y vuelta.
Viajar en coche por carreteras turcas es toda una experiencia. Estos días hemos visto un poco de todo. Los turcos van a su aire. Parece que el código de circulación no está hecho del todo para ellos. No usan los intermitentes, no respetan las líneas continuas, ni las señales de prohibido adelantar, circulan por la acera en sentido contrario ... ¡Ah! y puedes toparte con todo tipo de "vehículos" ... una moto de la cual el motorista sujeta el manillar con una mano y, con la otra mano, arrastra un carro cargado de alfalfa hasta los topes... otra que se incorpora a la autovía dándose impulso con el pie, como si de un patinete se tratara... Y, cuando oscurece,
tractores sin luces, peatones, vacas ... En fin, que distracciones no nos ha faltado.No es que las carreteras turcas sean malas. El trazado no está mal, pero el asfalto es de grano muy grueso y, en general, el firme deja bastante que desear. Ah, y eso sí, hay que tener cuidado con las obras, no las anuncian hasta que estás encima: de pronto te encuentras la señal en mitad del carril indicando que está cerrado y. .. espabila como puedas!
El recorrido de hoy es largo, pero, por suerte, no tenemos que coger apenas carreteras locales. Hay que coger la carretera D-550 en dirección a Aydin, hasta enlazar con la autopista E-87 (que une Izmir con Aydin). Son sólo unos 30 km de autopista de peaje. Luego hay que seguir por la misma E-87, ahora convertida en autovía, hasta llegar a Kuyucak. Pasado el pueblo, a la derecha, en el cruce anuncian ya Afrodisias, hay que coger la carretera D-585 en dirección a Karacasu.
Cruzamos Karacasu, -es día de mercado y el pueblo está a rebosar de gente- y seguimos hasta Geyre. Una vez allí, hay que dejar el coche en el parking y coger una especie de tren-tractor que te lleva directamente al recinto arqueológico de Afrodisias.
APHRODISIAS
Horario: de 09:00 h a 18:00 h
Entrada recinto museo: 8 YTL / persona
Parking: 7 YTL
Distancia: a 155 km de Kusadasi
Tiempo: 2 h 25 min.
Itinerario: Ctra. D-550 (30 km) Autopista E-87/O-31 (30 km) Ctra. E-87/D-320 (60km) Ctra. D-585 (35 km).
Sitios web:
Afrodisias se encuentra en el valle del Dandalas, afluente del río Menderes, una zona muy fértil dedicada principalmente al cultivo de árboles frutales, olivos y viñas.
La existencia de esta ciudad greco-romana era conocida desde el siglo XVIII. En 1956, un terremoto sacudió esta región, destruyó el pueblo de Geyre, que había sido edificado sobre la ciudad antigua, y se puso de manifiesto la importancia del yacimiento arqueológico. Al poco tiempo, el pueblo fue trasladado a un nuevo emplazamiento a un par de km de distancia y, en 1961, gracias a unas fotografías que había hecho el gran viajero y fotógrafo turco Ara Güler, el gobierno encargó al arqueólogo de origen turco Kenan Erim, de la Universidad de Nueva York, el inicio de las excavaciones.
Afrodisias recibe este nombre porque fue consagrada a Afrodita, diosa del amor y la fertilidad. En la época romana, la ciudad fue conocida por todo el Mediterráneo por su escuela de escultura -la más grande de la Antigüedad-, instalada gracias a la proximidad de canteras de mármol de gran calidad . A pesar de las exportaciones de esculturas, las mejores obras de la escuela se quedaron en la ciudad. La fama de Afrodisias como centro escultórico de renombre, perduró hasta el Renacimiento.
El recinto arqueológico contiene grandes obras arquitectónicas y el museo conserva una parte de la obra escultórica que las adornaba.
El edificio más conocido es, quizás, el Templo de Afrodita, convertido en basílica en época cristiana. Construido en el siglo I a. C.), el edificio original era un templo octástilo de estilo jónico, que guardaba la estatua de la diosa Afrodita en su interior.
El Teatro, construido también en el siglo I a. C., ha sido puesto al descubierto hace pocos años, una vez derribadas las casas del pueblo que habían sido construidas encima, y retirada la tierra que lo cubría totalmente. La ciudad contaba con otro edificio, el Odeón, de características similares a las del teatro, pero más pequeño.
Uno de los edificios más destacables de Afrodisias es el Sebasteion, templo dedicado al culto de Augusto (Sebastos es el nombre griego de Augusto). Se trata de un complejo formado por una avenida procesional de 90m de largo por 14 m de ancho, pavimentada de mármol, que tiene un pórtico en el extremo oeste y un templo en el extremo este. Tanto el edificio norte, como el edificio sur, estaban ornamentados con gran cantidad de esculturas de mármol, algunas de las cuales se conservan en el museo.
Cabe destacar también, de manera especial, el magnífico Estadio, de 262 metros de largo por 59 de ancho y con capacidad para 30.000 espectadores. Es el monumento mejor conservado de Afrodisias.
APHRODISIAS. TETRAPILON
Otra de las construcciones emblemáticas de Afrodisias es el Tetrapilon, una de las puertas monumentales de la ciudad, situada en el lado este y edificada en el siglo II.
La visita de la ciudad ha sido interesantísima y cabe decir que es realmente preciosa, pero el calor que hace hoy es casi insoportable. Por suerte, vamos provistos de paraguas que utilizamos como sombrillas.
Hacia mediodía, abandonamos Afrodisias y nos vamos hacia Pamukkale, en turco, “castillo de algodón”.
PAMUKKALE
Entrada: 20 YTL / persona
Horario: abierto las 24 horas, 7 días / semana
Parking: 4 YTL
Distancia: a 205 km de Kusadasi
Tiempo: 3 h
Itinerario: Ctra. D-550 (30 km) Autopista E-87/O-31 (30 km) Ctra. E-87/D-320 (125km) Ctra. 20-01 (17 km).
Son 95 km de recorrido, así que, al cabo de una hora, aproximadamente, llegamos, sin ninguna dificultad a Pamukkale. Efectivamente, a pocos kilómetros de Denizli, encontramos un gran cartel que atraviesa la carretera formando una especie de arco que da la bienvenida a los visitantes, como si de un parque temático se tratara. La verdad, no nos causa buena impresión, pero... seguimos la ruta indicada.
Sin darnos cuenta, se nos ha hecho la hora de comer, así que decidimos buscar un restaurante. La verdad, todos los que vemos son absolutamente turísticos, o sea que no tenemos mucha elección. Finalmente, nos decidimos por uno, sin tener ningún fundamento para hacerlo... Nos llama la atención que, con el clima de esta zona, de veranos especialmente calurosos, y tratándose de un lugar tan turístico, no tengan aire acondicionado! De hecho, en Turquía, no tienen aire acondicionado casi en ningún sitio. El restaurante ofrece buffet libre y la comida no es nada del otro mundo, pero el personal es muy amable. Cuando el maître ve la cara de deshidratados que hacemos, nos trae un ventilador y una fuente de melón y sandía, que no habíamos pedido! Lástima que no la fruta no está fría, pero igualmente se agradece. Hay que decir que los turcos nos han tratado siempre muy amablemente.
El calor es francamente insoportable y, la verdad, al llegar, Pamukkale nos ha parecido un timo. Desde abajo, el famoso "castillo de algodón" parece un montón de pintura blanca que se escurre por la ladera de la colina. Me ha hecho pensar que no valía la pena hacer tantos kilómetros para esto. Aún así, acabamos de comer y, sin demasiadas ganas, nos disponemos a subir a verlo.
Pero, al llegar arriba... qué maravilla! Recuerdo haber consultado en los foros sobre la cantidad de agua que hay, y recuerdo también alguna respuesta en el sentido de que Pamukkale ya no es lo que era, que actualmente casi no hay agua... Francamente, yo no sé cómo sería antes, pero ahora, aún con poca agua, es un lugar precioso! Digno de ver! Cuánta razón tenía la UNESCO al declararlo Patrimonio de la Humanidad!
PAMUKKALE
A lado de las piscinas de agua termal, las ruinas romanas de Hierapolis, con los edificios de las Termas, el Teatro, etc. justo al borde del agua.
Ay, los romanos... Que sibaritas! Como se lo montaban! Vaya spa tan magnífico! Qué lujo!
PAMUKKALE. PUESTA DE SOL
Únicamente puedo decir que nos hemos olvidado de la cantidad ingente de turistas que hay, del calor, de la hora calculada para marcharnos... Sólo podemos mirar, disfrutar y hacer fotos y más fotos!
Finalmente, después de ver una de las puestas de sol más bonitas que hemos visto nunca, emprendemos el camino de regreso a Kuşadasi..
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